Tres minutos que valen por años: el emotivo abrazo sobre el río Bravo de los inmigrantes mexicanos con sus familias
Una ONG organizó un encuentro en el que 600 personas de ambos lados de la frontera EEUU-México pudieron reencontrarse con sus parientes.
Abrazos intensos. Tres minutos de lágrimas compartidas después de años
de separación. Mexicanos residentes en Estados Unidos se reencontraron
con sus familiares a la mitad del río Bravo, en Ciudad Juárez, frontera
natural entre ambos países y donde se vivieron momentos de emoción.
Algunos tenían décadas sin verse debido a las barreras migratorias.
La multitud, que sumó unas 600 personas a ambos lados de la frontera, fue separada en grupos de diez para que se reunieran de forma ordenada, por espacio de tres minutos, bajo el lema "Abrazos, no muros".
Tras cruzar la alambrada erigida del lado estadounidense, que refuerza
la línea fronteriza, y aprovechando que una zona del estrecho río apenas
forma unos charcos, familias enteras se arrojaron a los brazos de unos y
otros, algunos emocionados hasta las lágrimas.
"Este evento se hace con la intención de que las familias puedan saludarse después de muchos años de no verse
por sus condiciones legales en Estados Unidos, también para que tome
conciencia el gobierno estadounidense para que dé entrada a reformas
migratorias", dijo a la prensa Dylan Corbett, de la organización
Instituto Fronterizo Esperanza, que organizó el encuentro junto con la
Red Fronteriza de los Derechos Humanos.
"Veinte años sin verlos",
expresó Minerva Rayo, quien tuvo la oportunidad de reencontrarse con
sus hermanos, de quienes se alejó cuando se fue a vivir a Estados
Unidos.
Se estima que en Estados Unidos viven unos 11 millones de indocumentados;
la mayoría de ellos, mexicanos que migraron obligados por la necesidad
de encontrar un empleo que les permitiera subsistir y enviar dinero a
sus familias.
Si bien algunos de ellos ya legalizaron su situación migratoria, muchos
pasan años sin ver a los suyos, pues temen salir de Estados Unidos y no
poder regresar o perder sus derechos, mientras que para sus familiares
es prácticamente imposible obtener una visa para visitarlos.
Los mexicanos empezaron a reunirse desde la madrugada a ambos lados de
la frontera, que era vigilada desde El Paso, Texas, por numerosos
efectivos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, quienes filmaron
incluso a cada uno de los que bajaron al cauce del Bravo para evitar que
ingresaran indocumentados confundidos entre la multitud.
Del lado mexicano estuvieron presentes agentes federales y municipales
desde la madrugada para evitar que fueran asaltados, ya que la zona del
evento es considerada de alto riesgo.
En otros puntos fronterizos, como Tijuana (noroeste), fronteriza con
San Diego, California, se han realizado encuentros similares
anteriormente.
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